Reconozco que tenía una especial curiosidad por acudir a la jornada inaugural del festival de Cap Roig 2018 dado que abrían la increíble programación de esta edición (100% recomendable) con un plato fuerte: Luis Miguel.
Pese a su edad (solo tiene 48 años), hablar de Luis Miguel es hablar probablemente de “la última gran estrella latinoamericana”. Un artista con más de 100 millones de discos vendidos en todo el mundo, 5 Premios Grammy (siendo el artista más joven en conseguirlo con tan solo 15 años en 1985), 4 Premios Grammy Latinos, 5 World Music Awards, 30 discos de Platino y poseedor de una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, algo que lo coloca en pie de igualdad de figuras como Elvis, Frank Sinatra o Michael Jackson.
Al igual que las estrellas arriba citadas y como todo niño prodigio (empezó a cantar y hacer cine con solo 10 años), su vida privada está llena de claroscuros, tragedias familiares, millones de noticias en páginas de prensa rosa, y todo siempre bajo un halo de misticismo, secretos e inaccesibilidad, algo inimaginable a día de hoy. Esto mismo ha llevado a la mismísima plataforma Netflix a rodar una exitosa serie sobre su vida, con la aprobación y participación como productor del propio artista.
A título personal y siendo un amante del rock, siempre consideré a Luis Miguel como un súper cantante, y reconozco que cuando era un chaval me gustaba mucho más su vertiente pop y de baladista (con las canciones compuestas mayoritariamente por el maestro Juan Carlos Calderón), que su lado más enfocado a los boleros clásicos.
Cuando creces y tienes la oportunidad de viajar por Latinoamérica descubres y te enamoras de la belleza de esas grandes canciones ya eternas compuestas por genios como Armando Manzanedo o Lucho Gatica, saboreando así otros géneros como el Tango o la Ranchera.
Lo cierto es que como toda “Prima Donna” y algo habitual en sus shows, el concierto empezó con una hora y quince minutos de retraso enfadando al “glamuroso” público asistente -Lo aprendí de Elvis y Sinatra, ¡ellos lo hacían!- cuenta en sus entrevistas. Una intro militar generando el clímax con espectaculares videoproyecciones y explosión final dan paso a su primera aparición en el escenario para locura colectiva. El show presenta una puesta en escena apabullante: nueve músicos con doble teclado y sección de vientos incluida, además de tres coristas.
Comienza el concierto con “Si te vas” poniendo a todo el mundo de pie cantando, bailando y haciendo así olvidar el cabreo general desde el primer compás. “Tú, solo Tú” y “Amor, amor” dejaron al público y a un servidor sorprendido ante la energía derrochada y el increíble estado vocal de Luis Miguel, pero eso era tan solo un aperitivo de lo que nos depararía la noche.
Llega la primera gran balada “Devuélveme el amor” para dar paso al primero de los diversos Medley tan habituales en sus directos con clásicos como “Por debajo se la mesa”, “No sé tú” o “Oro de Ley”. Llega uno de los temas más coreados, de nuevo en las emisoras gracias a la serie, “Culpable o no” donde una vez más se muestra vocalmente impecable.
“Amante del amor” y “Más allá del amor” dieron paso a otro Medley con éxitos como “Fría como el viento”, “Tengo todo excepto a ti” o “Entrégate”.
Con “Hasta que me olvides”, “No me puedes dejar así” y “Palabra de Honor” rememoró sus primeros hits de su época adolescente.
El concierto estaba siendo perfecto hasta ese momento a nivel musical e interpretativo, pero tanto los músicos como sobre todo Luis Miguel dieron otra vuelta de tuerca y lo elevaron a excelso. Fue ahí donde comencé a alucinar.
Llega el turno de “La Incondicional” y puedo decir categóricamente que, tras asistir a cientos de conciertos y haber visto a muchos de los más grandes en directo, el majestuoso ejercicio de improvisación final en la canción dominando a la banda en semejante momento de éxtasis y dificultad vocal durante varios minutos, es sin duda alguna EL MEJOR CANTANTE QUE HE VISTO EN MI VIDA. Comparable tal vez en emoción a algún momento en los que Michael Jackson durante su gira Bad interpretaba “Man in the mirror” y entraba en auténtico trance.
Fue tal lo vivido en ese momento que el público atónito tardó varios segundos en reaccionar y darle una larga, calurosísima y merecida ovación, pues al igual que yo, todos estaban flipando.
Suenan los primeros compases de “Te Necesito” y Luis regala bufandas, apretones de mano y besos siguiendo los clichés de Elvis.
En “Tú y yo” vuelve a aparecer la magia, y al final del tema tras un increíble solo de saxo, Luis Miguel y el saxofonista inician un maravilloso diálogo de improvisación vocal con respuesta por parte del saxo. Algo francamente bello, dificilísimo y un lujo para los sentidos.
La banda desaparece y Luis Miguel se queda junto a un piano de cola en el centro del escenario e interpreta magistralmente a voz y piano el bolero “Se te olvida” y “Contigo en la Distancia”.
Fundido a negro, escenario a oscuras, vuelven las luces y para sorpresa de todos aparecen catorce mariachis y la gente se vuelve loca ante semejante fiesta. Vuelve Luis al escenario y suenan los primeros acordes de “La Bikina”, se produce un delirio colectivo, todos de pie cantando a pulmón. También interpretaron “María Belén”, “Sabes una Cosa”,”Échame a mi la culpa”, “De que manera te olvido” y “Si nos dejan”. Se marcha del escenario el mariachi y llegan los bises. Luis Miguel se despide de Cap Roig con un último Medley de canciones que hacía mucho que no tocaba y, aprovechando el éxito de la serie, ha vuelto a incluir en su repertorio: “Decídete”,”Ahora te puedes marchar”, ”La chica del bikini azul” y “Cuando calienta el sol”.
Fueron más de dos horas y media de calidad musical con un GRANDE de la música en máxima plenitud. Pese a las numerosas leyendas y rumores constantes acerca de su vida, puedo deciros que ahora entiendo porque Frank Sinatra siempre decía que después de él, el segundo mejor cantante que jamás escuchó era Luis Miguel. Por eso siendo tan joven llegó a formar parte de su clan, cantando siempre en sus fiestas de aniversario junto a Tony Benett y cantando a dúo junto al mismísimo Frank, y siendo junto a Julio Iglesias los únicos cantantes latinos en su disco de despedida” DUETS”.