CANCÚN.- En la ciudad del mar azul turquesa, el sol y la playa, El Sol
del ambiente artístico, Luis Miguel, comprobó las razones por las que sigue
siendo un ídolo musical, deseado por las mujeres e imitado por muchos hombres.
El cantante de "La incondicional" escuchó que es "un cuero", "un bombón"
y que "está bien bueno", durante el concierto que ofreció la noche del miércoles
en un exclusivo fraccionamiento ubicado en la ciudad de Cancún, en donde abundaron
los abrigos, las chamarras y hasta bufandas para combatir las temperaturas de 16
grados que se han registrado en los últimos cuatro días en este centro turístico.
El astro del pop mexicano demostró también que sigue siendo El Rey, el cantante
logró lleno total esa noche, y la gente que acudió a verle pagó desde mil 500 pesos
en la zona plata y oro, hasta tres mil y tres mil 500 pesos en el área platino y VIP,
ocupada por personalidades de la llamada cancuniqué y autoridades locales.
Radiante, sonriente todo el tiempo -más de lo habitual, según sus fans- el ídolo se
dedicó a cantar sin hacer comentarios sobre la dueña de su corazón y madre de su
futuro hijo, Aracely Arámbula, La Chule.
Vestido con un impecable traje gris, Luis Miguel abrió el concierto con algunas de
sus canciones más movidas como "Qué nivel de mujer", "Dame tu amor" y "Suave", para
luego hacer un medley de sus éxitos más sonados.
Ante un público integrado por personas que viajaron desde Monterrey, ciudad de México
y Yucatán, para verle, se puso romántico con los clásicos boleros "Contigo", "Sabor
a mí", "Usted", "El reloj", "No me platiques más" o "Inolvidable" y puso a bailar al
público cuando interpretó "Bésame mucho".
En un suntuoso escenario montado al aire libre, que para muchos resultó bastante incómodo
y hasta riesgoso al carecer de medidas de seguridad, Luis Miguel hizo gala de sus mejores
atributos y encantos para hacer que sus fans se olvidaran del inusual frío, encendiendo
pasiones al enfundarse en ajustados pantalones negros con botonadura plateada y camisa
del mismo color.
Con ese atuendo, salió a escena nuevamente, acompañado de su mariachi para interpretar
algunos de los clásicos boleros rancheros que volvió a poner de moda a principios de
este siglo, entre ellos: "La Bikina", "La media vuelta", "Mi ciudad", "Que seas feliz"
y "México en la piel".
Luismi, quien ya vestido con un blazer de terciopelo negro, concedió como anticipado
regalo navideño al público cancunense, la interpretación de algunos temas de su nuevo
material discográfico de villancicos.
El cierre del concierto, después de casi dos horas de canciones, estuvo aderezado
con serpentinas que cayeron del cielo y juegos artificiales, precedidos de rolas
de ayer y hoy, como "Amor", "Decídete" y "Ahora te puedes marchar".
La gente no dejaba de corear y entre quienes desfallecían por el cantante juvenil,
se encontraba Rubí Peniche -esposa del alcalde, Francisco Alor- quien no dudó en
levantarse de su mesa para ofrecerle una botella de champagne a Luismi
A la salida del complejo residencial y rumbo a sus automóviles, mientras las chicas
repetían que aquello "estuvo de pelos", las mamás comentaban "se le ve feliz al hombre"
y otras más aseguraban "¡es un papacito!".