El sol enloqueció a las cinco mil personas que acudieron a su concierto en el Colosseum de Las Vegas para celebrar la independencia de México
LAS VEGAS, 19 de septiembre.— De entre la amplia oferta de intérpretes en español hay quienes destacan por su voz,
otros más por el esmero que ponen en la producción de sus conciertos y algunos, muy pocos, por su capacidad de
amalgamar ambas virtudes.
Luis Miguel es uno de esos pocos, un artista capaz de seducir con su voz, pero también uno que sabe montar un show que
satisfaga las expectativas de sus seguidores.
Durante la tercera de las cuatros fechas que ofreció en el Colosseum del hotel Caesars Palace, en Las Vegas, El Sol dejó
constancia de los atributos que lo han colocado, durante muchos años, a la cabeza de los intérpretes mexicanos.
Con su voz, controlada y modulada a la perfección, arreglos musicales que lo beneficiaban y con un séquito de casi cinco
mil personas que festejaban cada uno de sus movimientos había poco margen de error.
Ni siquiera su estilo, con el que se da el lujo de hacerse sentir cercano a la gente sin estarlo necesariamente, le
supone un obstáculo.
Con aquel aura de inalcanzable que lo caracteriza, Luis Miguel apareció sobre el escenario poco después de las 21:15 horas.
La ovación que se escuchó tras su aparición no impidió que su voz destacara entre los gritos y aplausos que inundaron la
sala.
Te propongo esta noche fue el tema elegido para dar comienzo a la velada musical. Tras él, sonaron otros como Suave y Con
tus besos.
“Muy buenas noches, gracias por estar conmigo una noche más, ahora aquí celebrando a nuestro queridísimo país, México.
“Les tengo que agradecer la oportunidad de cantar, pues es lo que más me gusta hacer”, dijo a manera de saludo el cantante
poco antes de entonar Tres palabras, uno de los boleros que ha grabado a lo largo de su carrera.
Ataviado con un traje negro, con camisa, chaleco y corbata del mismo color, el cantante jugaba con su voz, marcaba el ritmo
de la canción y se dejaba querer por su público.
Revivía su faceta con los boleros al entonar canciones como La barca, Sabor a mí y Sin ti. Cerraba los ojos y dejaba que
la gente se apropiara de los temas, que las coreara mientras él únicamente extendía los brazos y asentía a manera de
aprobación.
Tras él, una orquesta integrada por siete músicos en la sección de vientos, un percusionista, un baterista, dos tecladistas,
un guitarrista y un bajista; así como dos coristas, seguían de manera puntual los ritmos que El Sol les marcaba.
Fue el propio Luis Miguel quien no pudo dejar pasar la oportunidad de rendir tributo a la ciudad al interpretar Come Fly
with Me, que popularizó Frank Sinatra, mientras en las pantallas se proyectaban imágenes de las distintas facetas del
emblemático Blue Eyes Sinatra.
El concierto siguió con otras canciones como O tú o ninguna, con la que comenzó a sufrir algunos desperfectos en el monitor
que tenía en su oído, pues a partir de ese momento no dejó de lanzar fuertes indicaciones a su equipo de producción ubicado
a un costado del escenario.
Aquello no impidió que enloqueciera a la gente cuando los primeros acordes de antaño retumbaron en el lugar. No me puedes
dejar así se escuchó y aquello fue como un resorte que hubiera impulsado a la gente para dejar sus asientos. El medley
también incluyó otros temas como Palabra de honor, Entrégate y La incondicional.
Poco después fue turno para Un hombre busca a una mujer, Oro de ley y Cuestión de piel. Con cada una, el intérprete
mexicano parecía mejorar los resultados al grado de que, en claro desafío a la seguridad del cantante, una fan subió
tranquilamente al escenario y se acercó para abrazarlo antes de que sus guardaespaldas pudieran reaccionar.
El gesto, de cierto modo indirecto, del cantante, fue agradecido por el resto de la audiencia que lo sintió más abierto
que antes y que incluso llevó a otra chica a intentar la proeza, aunque ella sí fue detenida apenas puso ambos pies sobre
el escenario.
Te necesito y Tú, sólo tú sirvieron para que Luis Miguel se acercara a las primeras filas para saludar a su público, que
enloquecía y que hacía cualquier cosa con tal de estrechar su mano.
Después se escucharon Mujer de fuego y Qué nivel de mujer y para ese momento el público hervía en ebullición.
“¡Arriba México, arriba México, arriba México!”, gritaba Luis Miguel consiguiendo una impresionante respuesta de la
audiencia, que pudo disfrutar de otro popurrí, integrado por Decídete, Los muchachos de hoy, Ahora te puedes marchar,
La chica del bikini azul y Cuando calienta el sol. En él, la orquesta tocó con arreglos más bajos que los originales
dando al intérprete una zona de seguridad aunque él mismo parecía estar listo para demostrar que su poder vocal se
mantiene intacto.
Habían transcurrido 80 minutos de concierto cuando el intérprete dijo adiós, mientras la gente le exigía regresar al
grito de “¡México, México, México!”
Su deseo se cumplió cuando 11 mariachis, entre violinistas, guitarristas y trompetistas aparecieron sobre el entarimado.
Con ellos salió un charro que floreaba la reata y un grupo de ocho bailarines, hombres y mujeres, que ejecutaban temas
como El Jarabe tapatío.
La locura se había apoderado del lugar mientras Luis Miguel reaparecía para cantar Cielito lindo, Qué bonita es mi tierra
y Viva México. El público, integrado en su mayoría por mujeres, no dejaba de gritar, aunque se daba licencia para cantar
otros de los temas elegidos, como Mi ciudad, Motivos, México en la piel y Amanecí otra vez.
El efecto del mariachi, con la voz del intérprete, las fiestas patrias y la lejanía de la tierra dieron forma a una
poderosa combinación que creció con ejecuciones como El rey, Si nos dejan, Échame a mi la culpa y Sabes una cosa.
Cada canción parecía insertada con precisión quirúrgica de manera que nunca decayeran los ánimos.
Ya con el resto de la orquesta de vuelta sobre el escenario, Luis Miguel interpretó Que seas feliz, Y, De qué manera te
olvido, La bikina y El viajero. Al término, con los pies, señaló el ritmo que había de seguir el grito de “¡México, México,
México!”
Tanto él como sus músicos se mostraban francamente felices. Sonreían con la respuesta que obtenían y con el grito patrio
que retumbaba en el célebre Colisseum.
Para cerrar con broche de oro, Luis Miguel cantó Labios de miel, tras la cual arrojó un par de playeras de su gira entre
la gente así como dos enormes pelotas inflables, que también conmemoraban su paso por Las Vegas, una escala que ya se ha
hecho costumbre entre El Sol y sus seguidores.
SETLIST
Te propongo esta noche.
Suave.
Con tus besos.
Tres palabras.
La barca.
Todo / Sabor a mí / Sin ti.
Come Fly with Me.
O tú o ninguna.
No me puedes dejar así / Palabra de honor / Entregáte / La incondicional.
Un hombre busca una mujer / Cuestión de piel / Oro de ley.
Tú, sólo tú.
Te necesito.
No existen límites.
Mujer de fuego.
Qué nivel de mujer.
Decídete / Los muchachos de hoy / Ahora te puedes marchar / La chica del bikini azul / Isabel / Cuando calienta el sol.
Cielito lindo / Qué bonita es mi tierra / Viva México.
Mi ciudad.
Motivos.
México en la piel.
Amanecí otra vez.
El rey.
Si nos dejan.
Échame a mi la culpa / Sabes una cosa.
Que seas feliz / Y / De qué manera te olvido / La bikina / El viajero.
Labios de miel.