Diga 33 (la última entrevista en Cancun)
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Disco nuevo, años nuevos y dientes nuevos:
Luis Miguel llega a la edad de Cristo con las canciones de "33".
Y quiere ser un clásico.
David Ponce / mercurio
10/09/2003
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El dios maya de la lluvia se llama Chaac y a menudo es representado como un
anciano con ojo de reptil, nariz en forma de trompa enrollada, dos colmillos
y una faja en la cabeza. Es tal la importancia de las lluvias para las cosechas
que Chaac no es el único en la tarea: también existe Ix-Chel, que es representada
con una serpiente y un cántaro de agua y es, entre otras cosas, la diosa de las
inundaciones.
Ni Chaac ni Ix-Chel parecen apreciar mucho a Luis Miguel, que es el dios mexicano
del pop para las masas y que en la tapa de su nuevo disco es representado con una
foto de su cara en primer plano y con su edad impresa en números de oro: "33".
Luis Miguel ha venido al Ritz-Carlton de la idílica Cancún, sede neurálgica del
turismo en Yucatán, a lanzar "33" entre el sol, la arena y el mar, pero se ha
descargado un bonito diluvio justo el día previsto para el acontecimiento por
la compañía disquera del cantante, Warner, el 29 de septiembre último.
No culpes a la playa. No culpes a la Warner. No culpes al Ritz-Carlton. "Es un gran
placer tenerlos aquí, en este lugar tan impredecible", sonríe Luis Miguel mientras
sube al podio a presentar el disco. No culpes a la lluvia: será que hay que hacer
finalmente la rueda de prensa bajo techo, en un salón del suntuoso hotel. Ni modo.
Guerra y Manzanero
Al día subsiguiente el mundo ha cambiado. Sale el sol en Cancún, "33" ya es doble
disco de platino en México y platino en España, Argentina, Chile y otros países y
Luis Miguel está ahora en el piso ocho del Ritz, vestido de blanco, con una camisa
de lino, sin calcetines, bronceado. Más esbelto que el año pasado. Ojos claros,
piel canela. Es la última entrevista de los dos días de promoción previstos, antes
de descansar para embarcarse en una gira por 24 ciudades de Estados Unidos.
El tour empieza en Las Vegas, el lugar donde U2 inauguró en 1997 su célebre gira
PopMart, donde Elvis llevó hasta su muerte en 1977 unas patillas similares a las
que tiene ahora Luis Miguel, donde Frank Sinatra asoló en los años '60 los casinos
y hoteles de la ciudad con su banda de amigotes conocida como el rat pack junto a
Dean Martin y Sammy Davis Jr. Ahí, en el hotel y casino Mandala Bay, arranca Luis
Miguel el 10 de octubre.
- ¿Por qué elegiste Las Vegas?
"Simplemente la realidad es porque es el lugar más conveniente, por aspectos de
logística, de producción. No es por ninguna otra razón en particular, salvo la de
que es el lugar más apropiado".
- Pero la ciudad también tiene una connotación de show.
"Ah, eso sí. Las Vegas, llevo muchos años cantando en esa ciudad y en distintos
escenarios y siempre es un lugar muy especial. Entrañable porque ha sido
importantísimo".
- ¿Cuántas canciones debes haber escuchado para este disco?
"Yo creo que unas cuatrocientas o más. No sé si fue un poco más que los anteriores,
porque recibí canciones de todos los países y de todos los autores. Esa era la
idea: recibir canciones de todo el mundo".
- ¿Las canciones te las hacen tristes? ¿O tú las eliges tristes?
"Bueno, es más fácil hacer películas o canciones basadas en el desamor. Simplemente
porque hay gran cantidad de gente que se inspira más en eso. Pero también hay cosas
alegres. Y yo estoy muy bien, para empezar a trabajar".
- Dijiste que hay letras personales en este disco.
"Sí, y son muy positivas todas ellas. "Con tus besos", "Eres", "Te necesito".
Son muy optimistas. La combinación de esas cosas me gusta, como también el
contraste en las baladas románticas", dice: entre las baladas y rítmicas melodías
pop de "33" hay cuatro obras del maestro Armando Manzanero, el movido single
"Te necesito", de Juan Luis Guerra, y otras como "Eres", cuya letra está firmada
por Luis Miguel, Edgar Cortázar y Salo Loyo.
- ¿Puede ser una letra realmente personal cuando la escribes entre tres personas?
"Sí, hay colaboraciones, hay cosas... Todos aportamos la misma cantidad de cosas
e ideas".
- ¿Pero cómo se escribe una letra así? ¿Se juntan esas personas...?
"Hay veces, o hay veces en que te mandan una letra y propones otra cosa. Y por lo
general la gente que colabora conmigo es muy abierta".
En algo se parece Luis Miguel a Sinatra: no le gusta el rock, declara en la rueda
de prensa. "Realmente no me identifico con nadie de la música que hoy escuchamos.
La forma en que la música se está dando no me gusta. No me puedo ubicar en ninguna
parte del mercado".
- ¿Te acomoda esa soledad?
"Sí, mira, la soledad a mí me gusta", dice ahora. "Claro que disfruto más estar
con amigos, el tipo de cosas que envuelven la vida personal. Pero estoy
acostumbrado a la soledad. De hecho hay muchas cosas positivas en ella, como
también cosas muy negativas. Es un arma de doble filo".
- Mencionabas que Sinatra había aprendido de Bing Crosby.
"Sí".
- ¿Tú has aprendido de Sinatra? ¿Después hacer un dueto con él?
"Claro. Sí siento que estoy más bien en el estilo y el camino de él".
- Sí, ¿ah?
"Sí. Porque a mí me gusta mucho lo clásico", susurra. "Y de verdad no tengo nada
en contra de todo lo contemporáneo y lo nuevo. Me encanta que existan y de hecho
lo disfruto y lo oigo por placer, ¿no? Como cualquier otra persona. Pero
evidentemente para mí soy más bien algo clásico. Dentro de lo pop, del bolero,
mariachi, tango, equis género que quiera tocar, siempre lo voy a tratar de hacer
un poco clásico para interpretarlo como cantante".
- Pensando en Sinatra y en Las Vegas, si tuvieras que hacer un rat pack ¿a quién
escogerías?
Luis Miguel se empieza a reír. "Ha ha ha: qué buena pregunta. Es una excelente
pregunta. Tendré que pensarlo muy bien".
- ¿Pero de buenas a primeras no se te ocurre nadie?
"No sé, no sé".
- ¿Es la soledad de la que hablábamos?
"Sí, sí. Yo creo que es una lástima. En ese grupo fueron muy afortunados. Yo creo
que se divirtieron muchísimo. El desarrollo de mi profesión, de mi carrera en ese
sentido fue distinto. Ellos crecieron juntos y llevaban una gran amistad y es muy
muy difícil que se dé".
- ¿Estás a tiempo para un cambio de rumbo en busca de esa juerga, o ser más
gregario?
"Pues puede ser que exista la posibilidad. Siempre y cuando esas cosas se den. Si
lo creas así de la nada te va a salir mal, ¿no? Pero ojalá y tuviera la oportunidad
de que se juntaran dos o tres talentos. Ellos fueron muy afortunados; estoy seguro
de que se rieron mucho".
Una mujer mayor
Hay malas preguntas también para Luis Miguel. Y hay distintas formas de plantearlas.
"Hola. De "El recreo" y "Tempranito", TV Azteca. Yo quisiera saber tú a quién
necesitas como el aire que respiras, como el invierno al frío o como el pétalo
a su rosa", acaba de decir de corrido una reportera mexicana en la rueda de prensa
del primer día, citando los versos del nuevo single del cantante.
Una pregunta tan dulce merecería al menos un premio a la creatividad, pero Luis
Miguel siempre será político. "Bueno", sonríe. "Afortunadamente he tenido una
carrera sensacional, pero el aspecto personal siempre lo he tratado de mantener
muy al margen. No me gusta hablar mucho de mi vida, de mis amigos, de las
relaciones sentimentales porque para mí es mucho más sano mantener esa distancia".
"Estamos en Cancún para hablar con Luis Miguel, vamos a intentar preguntarle de
todo para que nos cuente sobre esas cosas que queremos saber", está grabando al
día siguiente desde la piscina del hotel una neumática enviada de algún programa
de TV de Miami. No tiene mucho asunto. Todas las notas para televisión son grabadas
por el personal de Luis Miguel y, cuando corresponde, editadas por el mismo equipo,
que es el que entrega la cinta final. Si hay una pregunta sobre, por ejemplo,
su novia, sus dientes, su posible calvicie u otra indiscreción, no será respondida.
Ni editada.
Lo que todos quieren saber ya lo saben, por cierto. Cualquiera que se siente al
frente de Luis Miguel notará que el travieso espacio interdental que había entre
sus dos incisivos, y que aún figuraba en las tomas de su última gira, ya no existe:
fue corregido y ahora ambos dientes delanteros lucen juntos. Impecables. Luego,
tras romper su noviazgo con Mariah Carey, el cantante ha sido visto con
acompañantes como Krista Velarde, sindicada como ex novia del hijo del ex
presidente Zedillo. Pero no es serio. Lo serio es que Luis Miguel sale con lo que
todos definen como "una mujer mayor": se llama Myrka Dellanos, cubano-estadounidense,
es presentadora del programa "Primer impacto" en la cadena Univisión y en 1999
consiguió conocer al artista tal como Jackie Onassis consiguió a Kennedy y Bolocco
consiguió a Menem: haciéndole una entrevista. Ahora se espera en reserva su llegada
tras el lanzamiento.
"Ella le lleva, te voy a decir, unos siete, ocho años", comenta en el lanzamiento
un reportero neoyorquino, en alusión a la señora Dellanos.
"Ella tiene una niña", agrega una colega que ha asistido a cuatro estrenos del
cantante: es una experta.
"Una niña de siete años: se llama Alexa".
"Según lo que yo me he enterado, a raíz de la entrevista que hizo con Luis Miguel
en Miami, ahí fue cuando él la conoció a Mirka".
"No: se conocieron en España. Él la pidió a ella para la entrevista".
"Entonces ahora entiendo: en Miami ya había como un feeling ahí, un click. Porque
están desde abril juntos, más o menos. Abril mayo junio julio: cinco meses tienen".
"Pero yo te voy a decir una cosa: ella no se divorció por Luis Miguel. El
matrimonio se rompió por parte del marido. Ella misma me lo dijo. Y ella sufrió
mucho".
"Claro que sí, se le nota".
Ya tengo el poder
No es un secreto ni una injusticia que Luis Miguel se vale de la prensa: por último
se lo ha ganado. Reporteros ochenteros han recordado cómo el pequeño tenía que
hacer cola para ser entrevistado en los diarios chilenos de la época. Aún no tenía
mayor control cuando en 1986, en un negocio digno del arrepentimiento eterno, el
sello EMI lo dejó ir para firmar por Warner Music. Tenía dieciséis años.
Hoy es una máquina. Sin apoderados. En "33" vuelve a firmar como productor. Ya en
su millonario "Romance" (1991) coprodujo por primera vez un disco, y al siguiente,
"Aries" (1993), debutó como productor. "Por mí no te preocupes", dice, sonriente,
su manager Alejandro Asensi: un tipo joven y amable que prefiere el segundo plano,
pero participa del conveniente negocio de los derechos de autor al compartir desde
1996 créditos de canciones como "Quiero", "Cómo es posible que a mi lado" o la
actual "Vuelve".
- ¿Te ha gustado ir tomando el control progresivo de tu carrera?
"Es verdad: principalmente es por control. Pero trato de rodearme con gente
talentosa: músicos, compositores. No dejo de contar con ninguna opinión ni
sugerencia. Al final sí es el control de saber que debo interpretar canciones
que me gusten".
- ¿Al final decides solo?
"Finalmente soy yo. En este caso, siendo productor, sí. En el próximo disco a lo
mejor el productor sea otra persona y yo colabore un poco".
- Por ejemplo no has grabado en inglés. ¿No estás dispuesto a hacer algo que no
quieres? Porque está muy en boga.
"Sí, yo sé, pero mira, eso sería perseguir un éxito comercial, que está muy bien
pensarlo, pero para mí... yo no pienso en inglés. Yo no siento en inglés. Entonces
eso es algo que yo siento un poco contradictorio. Me gusta mucho ser auténtico
con lo que hago y lo que digo, y mi idioma natural es el español. El inglés
definitivamente es mi segundo idioma, perfectamente bien podría hacerlo y cuando
se dé el momento lo haré".
A veces el momento de hacer algo simplemente no se da. Tras la rueda de prensa del
primer día está anunciado lo que en la jerga se llama un meet and greet: un
encuentro entre el cantante y los invitados, que en esta ocasión incluyen desde
un par de presidentes regionales de Warner y otros peces gordos hasta el ejército
de reporteros y reporteras, algunas con grabadoras, otras con siliconas. Aparece
por ahí el mismo guardaespaldas gigante y pelado que figuraba sobre el escenario
en la última gira. Pero Luis Miguel se hace esperar hasta que por en el salón
deja de circular el vino y por las pantallas ha girado dos veces completas el
video de su show en Buenos Aires. Es un hecho: el astro no saldrá hoy.
Sí se presenta Armando Manzanero, que también vino a Cancún: el hombre que
escribió "Adoro", "Somos novios", "Esta tarde vi llover" o "No sé tú" está ahora
en el edificio para saludar a Luis Miguel con una señora del brazo. "Mi mujer",
presenta a quienes se acercan, e intenta avanzar rumbo al salón privado del
cantante mientras un reportero argentino pregunta a su mujer qué se siente
ser la mujer de Armando Manzanero.
"Con Luis Miguel nunca nos hemos soltado de la mano", dice el maestro Manzanero
acerca de la nueva colaboración conjunta. "Ésta es una vez más, nada más. Siempre
hemos estado muy ligados. La única diferencia que hay es que ahora él se produce
y trabaja por su cuenta".
Mi chile querido
La gira recalará los días 27 y 29 de noviembre en el centro de eventos San Carlos
de Apoquindo y la Quinta Vergara. Luis Miguel vuelve, como ha dicho en la rueda
de prensa, "A mi querido Chile" (risas de la prensa local: "chile" es un modismo
también para "pene").
- Dijiste "A mi querido Chile también. Eso sonó raro pero en fin, así es". ¿Raro
porque es querido?
"No, no, porque en realidad ésa es una cuestión local. La gente... en México
existe el doble sentido y al reírse la gente pues me di cuenta...".
- ... raro por la forma del chile.
"... pero en realidad no hay absolutamente nada malo en lo que dije, sino es la
idiosincrasia del país".
- Fue un momento de espontaneidad.
"Sí, sí, fue algo así, muy...".
- ¿No te pasa muy a menudo, ser más espontáneo de la cuenta?
"Sí. Digo, sí me pasa. Sí me pasa. A veces en las ruedas de prensa uno trata de
que esté todo más relajado".
En la tarde siguiente una señora dormita mientras su nieto juega en el suelo
frente a un televisor en un puesto de artesanías del Mercado 28 en el centro de
Cancún. En la pantalla está Luis Miguel, con la playa al fondo, en una nota
hecha la noche anterior. El televisor es viejo y malo: en el mundo real, igual
la imagen se ve fea. A unas cuadras, la encargada de la custodia de Walmart ya
se sabe "Te necesito" y canta mientras transmiten la canción en la radio. El
centro de Cancún no tiene nada que ver con la zona hotelera. Aquí vive Blanca
Ibarra, una chica morena que lleva el pelo en un moño, tiene treinta años y un
cargo municipal en Cancún. Pero sobre todo es una fan de Luis Miguel y ha venido
a la zona hotelera a tratar de verlo.
"Se nota que está mejor, más reposado", comenta, y dice que no es sólo por su
nueva mujer ni su nueva sonrisa. "Está más tranquilo. Su hermano sí es muchísimo
más presumido. Cuando viene a Cancún alquila una limusina distinta cada día.
Y se pasea por ahí con chicas", explica. Su canción de Luis Miguel favorita es
"Lilí", una melodía desconocida de su primera época.
"Porque yo también me llamo Lilí", dice. "Blanca Liliana Ibarra". Ahora va de
vuelta al centro en un bus que cuesta seis pesos, o sesenta centavos de dólar.
No pudo ver a Luis Miguel hoy día. Ni modo. Va a volver al día siguiente.
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