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La Primera Presentación de Luis Miguel en Chile (Agosto 1982)

Es reconocido del último tiempo", admite Rigoberto Carvajal, periodista entonces de "El Mercurio" y quien fue el primero en entrevistarlo. Todos se arrancaron y le pasaron el "cacho" a él, por ser el pajarito nuevo.

Un 30 de agosto entrevistó al niño, ante la insistencia del padre, Luisito Rey, ex cantante español, quien andaba promocionando a su hijo en un intento desesperado de convertirlo en ídolo, algo que él nunca pudo ser.

El único antecedente que tenía Carvajal era que el "crío" mexicano cantaba muy bien y que era sobrino de una actriz sex symbol de Italia, Rossana Podestá. Su manejo con los niños lo ayudó a enfrentarse al pequeño, quien, algo desconcentrado, se metía debajo de los asientos y ponía los dedos en los enchufes.

Luis Miguel acababa de participar; en el programa de Patricia Maldonado "Pare, Mire y escuche", transmitido los días domingos por Televisión Nacional. En esa oportunidad, el público vio a un niñito alto, enfundado en traje de cuero ultra ajustado. "No era fácil adivinar si era hombre o mujer", decían los comentarios de Carvajal en "El Mercurio".

El periodista presentó al niño a los lectores de la siguiente forma: "El mexicano Luis Miguel mira con curiosidad, se agacha, juega con un elástico, mastica chicle con rapidez, cuenta que no le hace ni una gracia que lo hagan levantar temprano y lo lleven a los diarios y radios. Está cansado..."

Cuando cantaba, era una suerte de Miguel Bosé, le comentó Carvajal a su inusual entrevistado, quien se defendió diciendo: "yo no imito a Bosé, tengo mi estilo".

Las imágenes de un Luis Miguel vestido con terno blanco y cantando canciones de amor, sinceramente evocaban a un Joselito, cuyo momento de gloria terminó cuando creció y cambió de voz. El mismo peligro acechaba a esta figura emergente. Ante esta eventualidad el periodista le preguntaba qué pasaría al cambiar la voz. "Si perdiera la voz haría cualquier cosa ligada al arte... no me preocupa. Papá cantaba desde los 7 años y a los 15 simplemente bajó los tonos y siguió cantando. No creo que se me acabe a mí, no creo", repetía.

Luis Miguel volvió en 1984 convertido en todo un ídolo a presentar un nuevo disco, "Palabra de honor", y cerrar definitivamente su participación en el Festival de Viña del año 85. A partir de entonces ya nunca fue un desconocido que paseaba por Santiago de la mano de su padre.




Luis Miguel Gallegos a esas alturas ya tenía 200 clubes de fans en México y había vendido más de un millón ochocientos mil discos. El decía que su popularidad no era por ser "güero" (rubio) y tener los ojos azules, comentaba en aquella ocasión.



Verónica A. Lavado
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